Esta película tiene dos mundos superpuestos y a veces difíciles de discernir: uno real, en el que una chica es ingresada en una clínica de salud mental porque se cree un robot; y otro fantástico, que nos pone en contacto con algo distinto, una representación libre de la locura.
¿Puede entender un psiquiatra el mundo de sus pacientes? ¿Es posible transferirse síntomas? ¿hay alguna chance de revertir la locura?
El cine industrial nos tiene acostumbrados a relacionar los efectos especiales con la violencia. Este film, con una cinematografía excelente, plantea otras alternativas: camas voladoras, artefactos surrealistas, filtros de color, videoclips insertados y mucho más: Forma y contenido. Azar y necesidad. Lo dicho y lo inenarrable. Lo bello y lo grotesco.
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